Llamar a la vanguardia a romper filas

  • Xavier Rubert de Ventós

Resumen

Las concepciones vanguardistas, desde el arte hasta la política, fue­ron propias del espíritu de la modernidad. Tras "poner orden" en el mundo y "fijar" las etapas de la historia, quienes se consideraban en la "vanguardia" se veían a sí mismos en posesión de las claves del progre­so y como protagonistas de las "revoluciones" necesarias. Escarmenta­dos de "revoluciones totales" que han acabado en posiciones tan con­servadoras como las de los "reaccionarios" que se criticaban, parece más conveniente pretender -invirtiendo el famoso dicho de Lampedusa­- "que cambie sólo algo, y muy lentamente, para que de verdad cambie todo". Porque no es cuestión de quedarse paralizados, sino de respon­der adecuadamente al imperativo teórico y práctico que entraña la in­versión propia del espíritu de la postmodernidad: de la homogeneidad a la diversidad, de la totalidad a los fragmentos, del orden unificante al mundo policéntrico, de las certezas a las incertidumbres... El pensamiento utópico no puede sustraerse a esos desplazamientos.

Publicado
1999-07-04